La rueda del año

Hoy este post lo voy a dedicar a esa parte que a veces, con el día a día, tengo relegada… y es que aún lo hago… pero no tan seguido como me gustaría.

Hoy, en el hemisferio norte del planeta, varios de mis amigos están celebrando el solsticio de invierno (Yule) que supone el momento más frío y la noche más larga del año. Un momento en que se espera el “renacer” de esa chispa de esperanza que emerge de la oscuridad… es un momento para meditar sobre la “oscuridad”… vernos a nosotros mismos y “re descubrirnos”. Un momento en el que confiamos que luego de “esta fase de oscuridad”… renacerá la vida que duerme bajo la tierra.

Así que chicos al otro lado del Ecuador… como diría una amiga muy querida… tómense un momento… y en esta noche larga y fría traten de ver hacia dentro… ver que ha pasado… y pongan fuerzas en este nuevo renacer de luz.

Ahora, en el hemisferio sur, otro grupo de mis amigos celebramos el solsticio de verano (Litha)... el día más largo del año (y debe ser… amaneció relativamente temprano y soleado). Momento que marca la llegada del verano con más fuerza. Momento propicio para retomar los proyectos que se dejaron de lado… para reafirmar… para seguir creciendo.

A mis amigos del hemisferio sur… sean tan fuertes como la luz del sol, nada es imposible… así que muchachos… a brillar como siempre lo hemos hecho.

Y a mis amigos que no siguen la tradición… un fuerte abrazo y que todos sus proyectos, sueños y anhelos se tornen realidad… sólo es cuestión de querer… de tener un poquito de fe.